viernes, 28 de noviembre de 2008

Gafas nuevas.

Unas lineas escritas por Joan Barril:

Voy a por mis gafas nuevas. Me dicen que las harán en una hora. Pero yo quiero a la antigua, con el tiempo para imaginarme. Me preguntan si veo mejor o peor. Y yo les digo que a veces de lo borroso sale la claridad. Me ponen frente a un espejo para que les diga cómo me veo. Y yo les digo que son ellos, los otros, los que me han de ver. Salgo a la calle y las farolas se comban, las casas se hunden y una extraña calidad de luz de pago me descubre lo falso de lo verdadero. Sin duda he entrado en la óptica acertada.

martes, 25 de noviembre de 2008

Desde mi Ático.

Sábado noche, dormito ante la televisión que emite una película mil veces vista. Oigo ruido en la calle, salgo a mi balcón, unos chavales gritan. Uno riñe a otro por haber golpeado a alguien sin motivo, una chica pide al numeroso grupo que corran.
Al momento aparecen dos inmigrantes del Norte de Europa (puede que polacos...), se acercan, uno se tumba sangrando mientras otro le consuela. Van borrachísimos, pienso que uno de los chavales le ha zurrado, y estoy convencido de que sin alcohol en las venas el jovenzuelo no habría llegado a tocar a esas torres humanas. Hace frío y vuelvo a la película, recupero el hilo fácilmente, ya que me la sé casi de memoria.
De nuevo el ruido reina en la calle. En un abrir y cerrar de ojos, cerca de mi portal aparecen 4 furgonas de los Mossos, 3 coches policiales, miembros de la secreta que pululan y 2 ambulancias. La Guardia Urbana se suma a la fiesta, corta la calle y redirige el poco tráfico que hay a esas horas.
Los Mossos se ponen los cascos, cogen las porras y realizan una carga, les pierdo de vista pero oigo gritos. Al rato introducen a un herido en la ambulancia y unos hombres, ya talluditos, gritan a las fuerzas del orden público. Por lo visto, uno de ellos, ha recibido un porrazo y es minusválido. Piden a un Mosso el número de placa y la policía se vuelve a poner los cascos. Muchos gritos, muchos nervios, pero la cosa se va calmando... Una hora después vuelvo dentro, la película está acabando. Se llama "Tiempo de matar", está basada en una novela de John Grisham y aunque la emita Cuatro, legitima el ojo por ojo y el diente por diente, y es toda una apología de la pena de muerte.
Mi gato se ha puesto nervioso, no sabe qué pasa y decide morderme. Pienso cómo se puede tener aprecio por un ser tan cabroncete y me voy a la cama. Mañana es domingo y volveré a pisar las calles que hoy he visto desde las alturas. Mañana como hace más de 38 años, pisaré las calles de mi barrio...Pisaré las calles de de Pubilla Casas en L´Hospitalet de Llobregat. Mi barrio y su gente vista desde mi ático.

sábado, 8 de noviembre de 2008

La vida de Brian

Gran final para una gran película.